Karsten DOBERS
Mi agradecimiento a Alejandro Arnaiz
In memoriam Ramón Rodamiláns.
Con la interpretación de la integral de los cuartetos de cuerda, concentrados en dos exigentes programas consecutivos que incluyen cinco premieres, ISASI QUARTET rinde homenaje al compositor vasco al cumplirse en octubre de 2015 su doble aniversario: el 125º de su nacimiento y el 75º de su prematura muerte. Las veladas camerísticas tendrán lugar los días 27 y 28 de octubre, en la Sociedad Filarmónica de Bilbao, histórica sede que había presenciado el estreno de su cuarteto nº 0 en 1908, y el estreno póstumo del nº 5, en 1942.
La adopción del apellido de Andrés Isasi (1890-1940), por parte del internacional cuarteto los acredita, sin duda, como los mejores embajadores, tras años de intensa investigación, permanente compromiso y reivindicación de su obra cuartetística en las salas de grabación y de conciertos. El apellido “Isasi” se ha convertido para los cuatro intérpretes, además de tributo a su memoria, en un emblema y estímulo para recuperar otras tantas obras de cámara de grandes músicos también injustamente olvidados.
Aunque su nombre no sea conocido del gran público, Andrés Isasi es la personalidad más alta que ha dado nuestro país y una de las más vigorosas y originales de España entera. Más conocido en el extranjero que en nuestra propia patria, Isasi ha huido de toda exhibición. Una honda y entrañable amistad, nacida en la infancia, nos hace testigos de excepción de la vida franciscana de este hombre extraordinario. Dotado de una sensibilidad y una inteligencia de rara finura, Isasi ha llevado una existencia sin episodios, toda ella de vida interior la vida de Isasi ha sido una vida consagrada totalmente al espíritu.
Joaquín de Zuazagoitia (en el obituario de A. Isasi)
Andrés Isasi Linares, compositor y poeta (Bilbao, 1890 - Getxo, 1940).
Sirvan las siguientes líneas, para recordar y expresar mi agradecimiento a Ramón Rodamiláns, el principal biógrafo del compositor vasco, cuya inesperada pérdida nos ha sorprendido y entristecido. Buena parte de la información sobre la vida de Andrés Isasi —muy escasa, dado su silencio en vida, salvo lo expresado de modo artístico en su música, poesía y dibujos— se debe a su incansable rastreo por arrojar nueva luz sobre el periplo vital y artístico, que encuentra a través de los testimonios de dos amigos de infancia de su admirado compositor: Esteban Calle Iturrino y Joaquín de Zuazagoitia.
En su biografía1, Rodamiláns confirmaba que casi nada se sabe del comienzo de los estudios musicales de Andrés Isasi Linares. Según Iturrino, siendo todavía niño, recibió lecciones del pianista Miguel Unceta, antes de ingresar en el Instituto Vizcaíno. La prematura muerte de sus padres, y la discreción de su abuelo, el Marqués de Barambio, quien apoyó y costeó sus estudios, como se aprecia en la exigua correspondencia, nos ha privado de mayor información sobre el despertar de su vocación musical.
Isasi siempre fue un buen pianista, pero desconocemos cómo adquiere los conocimientos de composición y contrapunto para escribir su primeras composiciones, ya que, con sólo 18 años, estrena con gran éxito su sonata para piano en mi menor y el cuarteto de cuerda en la Sociedad Filarmónica de Bilbao, en diciembre de 1908, organizado por los editores bilbaínos Lazcano y Mar. Las crónicas se asombran de que un joven componga un cuarteto con el número de opus 83, lo que demuestra, sin dudas, una pasmosa productividad de obras, aunque hubiesen sido catalogadas como tales muchos ensayos.
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Investigando sus manuscritos originales, descubrí, para mi sorpresa, que fue el alemán el idioma en que expresaba sus anotaciones, títulos y otros comentarios. Isasi, más allá de haber sido alumno en Berlín de Karl Kämpf y Engelbert Humperdinck, cultivó durante su vida una gran admiración por la cultura alemana. En todos los cuartetos compuestos en su palacete de Algorta, incluyó siempre las indicaciones en alemán, como en casi todo el resto de sus partituras anteriores y posteriores a su experiencia alemana.
Probablemente, los dos conciertos que la Orquesta Filarmónica de Berlín, ofreció en Bilbao en 1908, bajo la batuta del gran compositor Richard Strauss —considerado ya entonces como el sucesor de Wagner y Brahms— tuvieron gran importancia en su ya meditada decisión de ir a estudiar a Alemania. Una vez más, Ramón Rodamiláns, en su libro sobre la Sociedad Filarmónica de Bilbao afirma: “Strauss era, sencillamente, el compositor más importante que había visitado Bilbao en sus seis siglos de historia”. Indudablemente, el fuerte impacto de los dos poemas sinfónicos Don Juan y Till Eulenspiegel, que Richard Strauss presentó en sendos conciertos llevó a Isasi a cultivar particularmente este formato sinfónico, de inequívoca inspiración straussiana, durante su etapa berlinesa.
En 1909 se traslada a Berlín para estudiar con el compositor Engelbert Humperdinck, autor de la inolvidable ópera H?nsel und Gretel. Obtiene sus primeros éxitos con el estreno de sus obras orquestales, interpretadas por la Bl?thnerorchester bajo la dirección de Bruno Weyersberg. El compositor Heinz Tiessen ?maestro y profesor del famoso director de orquesta Sergiu Celebidache? escribía en 1914 en el Allgemeine Musik Zeitung a propósito del estreno del poema sinfónico El amor dormido: “El talento y las indudables y sutiles cualidades musicales del joven compositor [Isasi] son incuestionables.” Este mismo poema será estrenado en Bilbao un año más tarde: marzo de 1915, con la Orquesta de la Asociación Musical, dirigida por Sainz Basabe; y en Madrid, en 1917, con la O. Filarmónica, dirigida por Pérez Casas.
Compondrá en la capital alemana seis poemas sinfónicos: Zharufa (fruto de una experiencia en un café moro que visitó con su amigo Zuazagoitia, en Burdeos); Erotische Dichtum (Poema Erótico); Schlummernde Liebe (Amor dormido); Das Orakel (El oráculo); Die Sünde (El pecado); Ihr Bild (Su imagen). Además, el Cuarteto nº 1 op.11, y un álbum de canciones (colección de 14 lieder sobre textos de Heinrich Heine). En la entrevista realizada hacia 1920 en Barcelona, con Rogelio del Villar, afirma el joven compositor que “Richard Strauss es la personalidad más interesante de la época actual, la figura culminante”.
Isasi se hace amigo del prestigioso pianista Emeric Stefaniai —futuro director del Conservatorio de Budapest y fiel intérprete de sus obras para piano—. Podemos suponer que en esta misma ciudad conoce también a Julius Ruthström, puesto que la segunda versión del Cuarteto nº 1 sería estrenada por el Cuarteto Ruthström en Estocolmo. Julius Ruthström había sido uno de los alumnos predilectos del gran violinista y amigo de Johannes Brahms, Joseph Joachim. También fue un intérprete siempre preocupado en difundir a los autores contemporáneos. Logró la fama con el estreno en Berlín de las Sonatas Op. 42 para violín solo, de Max Reger.
Casi nada se sabe del comienzo de los estudios musicales de Andrés Isasi Linares. Según Iturrino, siendo todavía niño, recibió lecciones del pianista Miguel Unceta, antes de ingresar en el Instituto Vizcaíno.
La irrupción de la Primera Guerra Mundial, en 1914, obliga al joven compositor a regresar definitivamente a Bilbao. Compra a su abuelo el palacete de Algorta, donde fija su residencia tras su matrimonio con Inés de Olascoaga, en 1916. En 1917 compone la Sonata Op.25, para violín y piano. En 1918, asiste en Madrid al estreno de su Sinfonía nº 2, dirigido por Fernández Arbós, con gran éxito de crítica y público. En 1920-21, retoma de nuevo intensamente la composición de cámara, con los Cuartetos nº 2; 3º; 4º y 5º, además del estudio de los cuartetos de cuerda de sus contemporáneos, como Bartok o Strässer. En Bilbao se estrenará el poema sinfónico Mendigos al sol, en 1925. En Budapest se edita numerosa obra para piano y se estrena en 1930 su obra para coro Angelus Domini. Continuará la década componiendo obras para piano y numerosos lieder sobre poemas suyos, una suite para guitarra y obras sacras.
El compositor húngaro Desiderius Demenyi, después de haber estrenado en Budapest la obra coral Angelus Domini, escribió en una carta dirigida a Andrés Isasi:
Esta es la música más difícil que jamás haya ensayado, pero al mismo tiempo es la más bella y admirable. Daría todas mis obras a cambio de haber escrito el Angelus.
Posteriormente Demenyi dirigiría de nuevo esta obra en varios conciertos retransmitidos por la radio húngara.
La prematura muerte de Isasi, en 1940, se produce en un contexto desolador: tras el fin de la Guerra Civil, comienza una durísima posguerra. La Segunda Guerra Mundial ya había estallado, y su figura queda sepultada, como la de muchos compositores, bajo las ruinas de dos grandes conflictos bélicos. Al factor histórico se suma uno personal: un hombre introvertido y poco mundano, recluido en su palacete, que disponía de una buena situación económica, pudiendo dedicarse a la composición sin depender de ella para sobrevivir. Componía porque era su pasión, su verdadera vocación, y sin la ayuda de instituciones que divulgasen su obra. La ausencia de inspiración nacionalista hizo que el ambiente musical vasco acogiera su obra con cierta frialdad. En cambio, en Alemania y en Hungría su música fue muy apreciada, siendo en parte editada y recibiendo elogiosas críticas.
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Isasi sólo pudo escuchar en vida la interpretación de dos de los ocho cuartetos que dejó escritos, pero estoy convencido de que tocó estas obras en el armonio que tenía en casa. El modo inusual en el que están escritas las voces, en un sistema de piano en lugar del sistema tradicional de cuatro pentagramas, sugiere que escribió las obras para poderlas interpretar él mismo al armonio. A diferencia de su piano Steinway, en el armonio podía imitar las notas sostenidas de la cuerda, así como las indicaciones de crescendo y decrescendo. Una vez más, Rodamiláns afirma:
El interés que Andrés Isasi manifestó por la música de cámara, en concreto por la composición de cuartetos de cuerda, lo distingue notablemente de la mayoría de sus compatriotas contemporáneos que, salvo Conrado del Campo, hicieron muy limitadas incursiones en este terreno. La triste ironía es que Andrés Isasi sólo pudo escuchar dos de los ocho cuartetos que escribió.
La naturaleza siempre fue para el compositor una importante fuente de inspiración musical. En una ocasión escribió a su editor en Budapest:
La naturaleza es una fuente abundante de música, incluso cuando duerme. [...] Cada paisaje tiene su hora afable, su hora gris, su hora trágica que la caricia de la luz hechiza...
Existe un fragmento de un cuarteto de cuerda perdido, un segundo movimiento ‘Andante’, donde Isasi escribe en alemán en el encabezamiento de la partitura: Ein Sonnenstrahl blinkt durch mein Fenster, es war Dämmerung, und so war es. (Un rayo de sol parpadea a través de mi ventana, era el atardecer, y así fue).
Tengo la impresión de que Isasi había inventado una historia para cada cuarteto y luego, puesto en música esta historia. Andrés Isasi compuso una obra inspirada en el postromanticismo alemán, pero con personalidad propia. Podemos apreciar la poesía, la calidez y la sensibilidad de Isasi, especialmente en los movimientos lentos, de honda profundidad religiosa.
Isasi fue un hombre muy complejo y el acceso a la interpretación de su música es siempre un trabajo difícil. Abordar sus cuartetos ha sido realmente complicado debido a que su escritura es, muchas veces, contradictoria. Habitualmente, encontramos que las indicaciones de matices van en contra del fraseo natural. Es como si cada movimiento necesitase de una clave para que los intérpretes pudiesen acceder a él. Por otro lado, el trabajo de afinación requerido es siempre un aspecto muy delicado debido a las permanentes y amplias modulaciones, así como a la gran densidad armónica que emplea.
Entre 2007 y 2013, llevé a cabo un ingente trabajo de investigación, recuperación y reconstrucción, antes de poder interpretar sus obras, debido a que el material disponible estaba muy desordenado, y a que otras partes directamente se habían perdido. Setenta años después del fallecimiento del compositor, he podido recuperar sus cuartetos de cuerda, interpretándolos y grabándolos con ISASI QUARTET, del que soy miembro fundador, en una integral de tres CDs para el sello Naxos International. Esto ha supuesto el estreno mundial de tres de los cuartetos y de otras tres piezas para cuarteto de cuerda. A pesar de ello, todavía una gran parte de su obra continúa siendo desconocida.
1 Rodamiláns, Ramón: Andrés Isasi y su entorno. Ed. Mínima, Bilbao, 2010.
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